Este es el espacio donde una Becky deja fluir las ideas, recoge memorias especiales y guarda las lecciones que le da la vida, en medio de la escuela de la cotidianidad.

martes, 22 de noviembre de 2011

Una breve pero inspiradora historia de éxito: Alan

Conocí a Alan*  porque puso su salón de belleza en un pequeñito local cerca de mi casa, apenas tenía una silla, un espejo y una mesita con pocas cosas, cuando sus clientes le preguntaban cuando iba a traer las demás cosas, les decía que pronto, no sabían que en realidad no las tenía, debía trabajar para poder comprarlas.

Un día le pregunté como había incursionado en la carrera de estilista, su historia me causó mucha gracia pero también admiración: "el primer trabajo que encontré fue en un salón de belleza, yo necesitaba mucho un trabajo pero nunca estudié para ser estilista,  no sabía nada de eso pero estaba dispuesto a trabajar en lo que me pusieran a hacer, creo que les dí mucha lástima y por eso me dieron el trabajo" cuenta salpicando la realidad con un poco de sentido del humor. "Eso sí - continúa- en cuanto me dieron el trabajo me propuse a aprender todo lo que pudiera, llegaba 10 o 15 minutos antes de mi hora de entrada y si tenía que irme tarde no me importaba, cuando podía miraba como los estilistas cortaban el cabello y así poco a poco empecé haciendo cosas sencillas hasta que me di cuenta que a los clientes les gustaba mi trabajo y me volvían a buscar en el salón".

Después de algunos años (que no recuerdo cuanto pero tengo la idea de que 3 o 4) Alan decidió empezar su propio negocio, así que alli estaba, en ese localito de las afueras de la colonia que aunque era muy pequeño aun así se le veía espacioso porque casi no tenía muebles. A los pocos meses un lujosísimo spa compró un edificio a dos casas del pequeño salón de Alan, cuando le pregunté si eso le perjudicaría me dijo con aire despreocupado  "No, ellos tienen su gente y yo la mía, al contrario mas me ayudará que haya otro salón cerca para que la gente venga mas por esta zona"

A dos cuadras y media había un salón más y a unas 4 cuadras otro más, pero lejos de que ésto realmente le afectara, cada vez el salón de Alan tenía mas gente, él iba comprando sus cosas mes a mes y llegó el día, en que no cupo mas en el pequeño local, así que alquiló una casa de dos niveles dentro de la colonia. Aparte de que nunca decreció su actitud, ahora tiene un salón spa totalmente exitoso, los demás salones alrededor quebraron incluyendo el lujoso spa, que la dueña vendió y ahora trata de sobresalir pero ya casi no tiene gente, mientras tanto, Alan tiene un carro del año, le da empleo a varias personas más y lo que más me sorprende, es que cuenta de lo mas fresco que nunca estudió para ser estilista, delante de sus clientes que en lugar de sentir desconfianza por ese hecho le rinden admiración, cariño y fidelidad.

A mi me deja una gran lección, no es el título lo que te hace exitoso, aunque te sirva claro, es el trabajo duro, el optimismo y la pasión con que desempeñes la labor que has escogido. La escalada hacia la cima nunca es fácil, pero la dedicación y la perseverancia inevitablemente tendrán su recompensa.

Espero que la historia de Alan te inspire como lo ha hecho conmigo, por cierto tenía abandonado el blog, me disculpo con mis lectores, y gracias por tenerme en cuenta siempre!

Abrazos!!

Becky Son



*Le he cambiado el nombre pero la historia es real.