Este es el espacio donde una Becky deja fluir las ideas, recoge memorias especiales y guarda las lecciones que le da la vida, en medio de la escuela de la cotidianidad.

jueves, 3 de febrero de 2011


Después de ver a Jesús con jeans y tenis...

Si algo me ha gustado mucho de mi profesión principal, la de ser mamá, es ver las obras de arte que mis hijos hacen, hace varios años solían hacerlas directamente en las paredes de la casa, pero cuando mi casa empezó a parecer una cueva de arte rupestre, definitivamente tuve que tomar medidas para que aprendieran a dibujar sólo en papel.  En fin, lo principal fue no quitarles la motivación de expresarse gráficamente, porque además de que es bueno para ellos, puedo conocer mejor las percepciones que mis chiquitos tienen de su mundo, a través de sus trazos.


Hace unos días encontré un dibujo de Amy que me hizo pensar mucho, es éste:
Amy tiene 7 años, y lleva 4 de vivir separada de su papá. Aunque mantiene una relación frecuente aun con él, yo sabía que mis hijos necesitarían una figura paterna en casa, así que he dedicado tiempo a enseñarles cómo Jesús prometió estar con nosotros todos los días, y a ver su intervención en cada una de nuestras cotidianidades, si algo bueno pasa, le agradecemos, si algo nos atemoriza, le pedimos que nos proteja, cada noche antes de dormirse les digo: "Creo que Jesús tiene inclinado su oído para que le cuentes como estuvo tu día" o "Creo que Jesús está esperando que le hables ahora" Sé que se quedan orando en sus camitas, y la cercanía de su Padre eterno, desplaza el silencio de sus noches.

Pero fue después de ver a Jesús con jeans y tenis, que realmente entendí lo impactante y real que ha sido para ellos saber que en casa no somos 3 sino 4, porque Jesús realmente comparte la vida con nosotros, Amy ama a Jesús, pero no a un Jesús cósmico y distante, ama a un Jesús que ella conoce y con quien convive como si en realidad pudiera verlo. Su dibujo representa que El es parte de su mundo moderno, y con purísima inocencia y total espontaneidad, lo dibujó de pelo corto, playera, jeans y tenis, el Jesús que ella percibe tiene esa naturalidad y le inspira la verdadera confianza de alguien que la entiende.

Y qué sabudiría podemos encontrar en los niños ¿verdad? A lo mejor nuestra relación con Jesús a veces se vuelve algo cósmica y distante, como si él solo existiera más allá de las estrellas muy ajeno a lo que nos está pasando. Tal vez debamos recordar con mayor frecuencia que a Dios si le importan nuestros detalles cotidianos, que no en vano ha contado hasta nuestros cabellos, y a lo mejor necesitamos también percibirle, sin restar devoción y reverencia, pero con jeans y tenis, (de haber venido en nuestra época, seguramente los habría usado), porque Jesús jamás mintió cuando dijo:

   —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. 
Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Mateo 28:18-20

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